Yo vivo en Buena Esperanza, soy un agricultor. Nosotros estamos acostumbrados a que cuando llega el tiempo de tumbar, medimos el cuadro y en medio vamos a sacar el pozol para pedir permiso a la tierra, para que a nosotros no nos pase nada, para que no nos cortemos, no nos toque mal viento, no nos caiga ni una rama. Hay gente que siempre lo hace. Hay gente que no, tal vez porque no les enseñaron.
Hacemos pozol, sembramos dos maderitas y sacamos las jicaritas de pozol. Después lo prendemos al nombre de dios y pedimos a los cuatro rincones del mundo. Cuando nosotros les hablamos, los aluxes bajan y se acercan a donde está la mesa. Terminamos todo y damos una o dos horas, volvemos a decir que ya está la ceremonia y los mandamos al mismo lugar.
Los aluxes son del monte. Cuando nosotros andamos de noche espiando a un venadito a veces escuchamos ruidos. Si hay un alux no te deja tirar o no te deja llegar al animal. A veces con madera, a veces con guano, a veces oyes que está ladrando el perro. Entonces ese monte no quiere que estés ahí, puedes pasar toda la noche y no va a llegar ese animal que estás esperando.
¿Que si el presidente pidió permiso a la Madre Tierra y que le dijo que sí para su tren? Puede ser que sí hizo lo de pedir permiso, pero lo que no creo es que la Madre Tierra haya hablado. Eso se lo inventaron.
La Mamá Tierra, todo lo que sembramos, nos lo da para comer. Todas las semillas que tenemos nos las da. No la debemos de matar. Nosotros mismos la estamos matando con tanto líquido que trabajamos. Creo que la Mamá Tierra se enoja porque la contaminamos. Nos está castigando a nosotros porque la estamos matando. Por eso creo que también no llueve.
A nosotros, pobres, no nos va a beneficiar el tren. Los ricos ahí van a medir su dinero. Los que contratan las maquinarias, ellos van a ser beneficiarios. Nos va a pasar como con la corriente (eléctrica). Mucha tierra invadió donde pasó la línea y se quedó el gobierno, aunque digan que es de nosotros, pero es de él. No podemos quitarlo. Hay lugares como Chetumal donde ya se están pagando las carreteras.
Yo creo que el paso del Tren Maya sí afectará a la tierra por tanto que van a explotar. La va a perjudicar, porque todo lo que es agua y árboles no creo que los vayan a librar, tiene que pasar ahí. El agua se va a contaminar. Yo creo que a nosotros no nos beneficia para nada, pero hay gente que dice que sí.
Sebastián Chan López
Colectivo de Semillas Muuch Kanan l’inaj
Buena Esperanza, Bacalar, Quintana Roo
Soy Benito Caamal. Estamos en mi parcela de Buena Esperanza. Aquí siembro maíz, hacemos la milpa, sembramos mango, cayumito, ciruela, anona, guayaba, mandarina, naranja dulce, guanábana, calabaza, y queremos sembrar chile jalapeño.
Pensamos que todo esto peligra con el Tren Maya. Pero qué vamos a hacer nosotros si el gobierno dice que lo va a meter. Tenemos que agarrar acuerdo con las demás comunidades para protestar contra ese Tren Maya.
Este es un ejido. No tengo hijos, somos seis hermanos, antes siete, pero ya falleció uno. Dos son mujeres. Yo no quisiera dejar mis tierras e irme a vivir cerca del tren, no las abandono porque aquí crecimos, aquí están los mayores que nosotros, nuestros padres. El gobierno cree que todos queremos irnos para allá, pero no pensamos en abandonarlo.
Benito Caamal
Colectivo de Semillas Muuch Kanan l’inaj
Buena Esperanza, Bacalar, Quintana Roo
Para nosotros los mayas el maíz es una planta sagrada. En ella se encierran muchas prácticas y ceremonias que se hacen en la milpa, como pedir que venga la lluvia, o ceremonias para dar gracias por una buena cosecha.
Nosotros lo cuidamos de manera que no se pueda contaminar con otros cultivos que no son de la misma especie, como por ejemplo los transgénicos. Nosotros como Colectivo de Semillas hacemos reuniones para platicar con los otros compañeros sobre el peligro del transgénico. Acá en Bacalar se demostró que los menonitas siembran soya transgénica, que nosotros la consideramos un peligro también para nuestros compañeros apicultores.
Posiblemente se verá afectado el maíz en esta zona con la llegada del Tren Maya, principalmente los cultivos que están más cercanos a la estación. Nosotros no descartamos que estamos en la mira, pero lo que tratamos de hacer es hablar con los otros compañeros y alertarlos de este proyecto.
Seguramente habrá ofertas de trabajo que van a jalar a los jóvenes para que dejen de sembrar la milpa, se van a ir a la ciudad para conseguirse un trabajo más suave, para ganar más dinero. Lo primero que hacen los estudiantes cuando terminan su bachillerato es que se van a Cancún o Tulúm, y se olvidan de la milpa. Es un fenómeno que no podemos controlar porque son jóvenes, a pesar de que uno les dice que tienen que arraigarse en su comunidad, lo que buscan ellos son oportunidades.
Ahorita no estamos viendo la afectación del tren, porque es pronto. Ya cuando se venga a establecer, sí. Los productos que nosotros sembramos la gente que va a venir a visitar estos lugares ni siquiera los conoce. Y estábamos hablando con unos compañeros de que los restauranteros, cuando vengan a instalarse, a lo mejor ni van a tomar en cuenta la mano de obra de la gente de acá, porque van a traer a su misma gente a trabajar.
Hay jóvenes que prefieren vender paletas a sembrar maíz. El trabajo de la milpa es duro, pero yo tengo una ventaja: ser independiente y no tener ningún patrón es lo más bonito que puede haber. A uno de mis hijos, cuando terminó de estudiar y salió a Chetumal a trabajar, le dije que sí, que es cierto que cada quincena tiene su dinero, pero que su tiempo no es suyo, es de su patrón. Eso es lo que yo veo de la libertad que tiene uno siendo campesino o milpero, porque si sembramos nos da para alimentarnos, quizá no para convertirnos en ricos, pero sí para vivir.
La tierra, como el maíz, es sagrada para nosotros. Entre los mayas todo lo que es de la naturaleza tiene un dueño, y al del monte le decimos Yum Kaax, que tiene un alguien que lo cuida y al que se debe respetar. Esto les hemos hecho ver a unos compañeros que tienen la intención de vender sus tierras para el tren, les decimos que no, que se aguanten, que hagan conciencia de si lo que van a hacer está bien o si más tarde lo van a lamentar.
Si uno se deshace de un pedazo de tierra, ya nunca se recupera. Si se vendió en diez pesos, después se va a comprar en 100 pesos. En las reuniones platicamos sobre el cuidado de la tierra y del maíz. Algunos siguen nuestro ejemplo, pero no todo se puede lograr porque unos traen otras ideas de cómo hacer que la tierra les genere dinero. Por ejemplo está la entrada de los menonitas en nuestra zona. Ellos están viendo que esa gente saca toneladas y toneladas de producto, pero no trabajan como lo hacemos nosotros, le meten muchos químicos y están contaminando la tierra y el medio ambiente.
Acá los menonitas no han podido entrar, porque en los acuerdos de nuestra asamblea ejidal hemos propuesto que no les vamos a vender las tierras, o que vamos a ponerles un precio muy alto para que no puedan pagar.
Toda nuestra vida gira en torno al maíz. Es nuestro trabajo. No aprendí otro oficio sino éste, pero el tiempo y el ciclo de siembra ya está muy variado. Mucho le echamos la culpa al cambio climático, porque las lluvias llegan muy tarde. En los ochenta y hasta el 2000 las lluvias llegaban al inicio de mayo, llovía tres a cuatro veces en ese mes, se podía sembrar este maicito y se daba a partir de julio. Pero ya no cae la lluvia suficiente.
Juan Bautista Yeh Teh
Colectivo de Semillas Muuch Kanan l’inaj
Blanca Flor, Bacalar, Quintana Roo
Este proyecto del tren es el inicio de una conexión de diferentes proyectos que se llevan a cabo desde hace algunos años en la Península de Yucatán, como las celdas fotovoltaicas, la agroindustria y los parques eólicos. Todo este conjunto de megaproyectos lo que hace el tren es unirlos.
Detrás de todos estos proyectos se planea diseñar nuevas ciudades, para las que contemplan grandes extensiones de tierras que les serán despojadas a los ejidos, por lo que hay inconformidad de movimientos indígenas, como el Consejo Indígena de Bacalar y el Colectivo de Semillas, del que formo parte y desde donde manifestamos nuestra oposición a este proyecto.
El Tren Maya no ha sido presentado ante los pueblos indígenas, pero se plantea como punto de desarrollo de las comunidades, un desarrollo que no es desde nuestro pensamiento, sino como el que se ha hecho de Cancún a Playa del Carmen, donde ha crecido el nivel de violencia y donde hay disputas por el territorio para la venta de drogas. Proyectos como el Tren Maya incrementan esta violencia. Entonces no está claro el sentido del beneficio, pero sí las implicaciones que vamos a tener como comunidades indígenas.
En las orillas de la carretera del tramo de Bacalar a Cancún se está dando una serie de despojos de tierra mediante violencia. Es algo que no se veía en esta región, que hasta hace algunos años era tranquila, pero desde el anuncio del Tren Maya mucha gente está llegando a la zona para apropiarse de la tierra.
Estos pequeños indicadores son sólo el inicio de este proyecto que viene por nuestras tierras. Nos parece que estamos en un tiempo muy oportuno para detenerlo. No estamos a favor, no lo queremos ni lo necesitamos, no es algo que como pueblos indígenas nos vaya a beneficiar.
Que le pongan al tren “maya” y que se haga toda esta folklorización de lo maya es la manera con la que el gobierno vende el proyecto. Eso no es nuevo. En la península utilizan el término para difundir la Riviera Maya como el centro de turismo más importante del Caribe mexicano.
En los últimos meses el gobierno ha estado realizando, junto con otras personas de la península, la legitimación de autoridades indígenas que nosotros ni siquiera conocemos, como los gobernadores indígenas mayas que se están creando en Yucatán y en Quintana Roo. Se les entregó un bastón de mando para legitimarlos en actos públicos, pero ha sido una manera de folklorizar la organización del pueblo maya.
Este gobierno utiliza la vieja estructura del priísmo para legitimar autoridades a modo para sus proyectos. Es una práctica muy preocupante porque hablamos de un gobierno que planteaba hacer justicia y acabar con la corrupción, pero retoma esa vieja estructura en alianza con el priísmo para llevar a cabo un proyecto que tiene el interés económico de por medio.
El Fondo Nacional de Turismo (Fonatur) hasta el momento no se ha presentado en estas comunidades indígenas de Bacalar para traer información sobre el Tren Maya, por lo tanto no existe una información oficial. Nosotros como movimiento organizado tomamos el acuerdo de informar a las comunidades de la región sobre las implicaciones que tiene un turismo de este nivel. Hemos identificado el despojo de las tierras y nos preocupa, pues al no tener tierras para llevar a cabo nuestras prácticas, perdemos gran parte del sustento que tenemos como campesinos para alimentarnos.
El ser pueblo y ser comunidades es lo que nos hace estar aquí, es gozar de la tranquilidad, de la confianza entre todos, cuidar de nuestros hijos, de nuestros vecinos. Irrumpir en esta seguridad que tantos años ha costado construir por un proyecto como el Tren Maya nos preocupa un montón.
Las consultas que el gobierno ha estado llevando a cabo en los últimos años, sobre todo en la cuestión de los transgénicos, nos dejaron la experiencia de que son consultas amañadas y a modo, con una tendencia hacia lograr la aprobación de sus proyectos.
Vamos a estar trabajando como Consejo Indígena de Bacalar en nuestras formas particulares de consulta, mediante usos y costumbres y no mediante lo que el gobierno venga a imponer. Eso nos va a servir, pero sobre todo lo que estamos planteando es fortalecer nuestra organización con más comunidades para tener información mucho más amplia y hacerle frente a ese tipo de proyectos.
Heber Uc Rivero
Consejo Indígena de Bacalar
Nuevo Jerusalén, Bacalar, Quintana Roo
Desde la Colectiva hemos hablado sobre los riesgos que trae el Tren Maya. Vemos que va a agravar la migración de nuestras comunidades rurales e indígenas hacia un nuevo corredor turístico, que ahora está en la Riviera Maya, pero con esto lo tendríamos más cerca.
Debido a que los hombres se van a trabajar fuera, las comunidades se van quedando solas, se vuelven más lideradas por mujeres y esto trae una sobrecarga para ellas en el trabajo, la vivienda, lo productivo y lo comunitario. Por otra parte, cuando salen los jóvenes a la Riviera regresan con problemas de drogadicción y consumo de alcohol.
Nuestra Colectiva tiene como sueño generar condiciones en lo comunitario para los niños y los jóvenes, para que puedan tejer un arraigo más digno. Tampoco queremos quedarnos en las comunidades para estar tristes o sufrir, queremos vivir una vida buena, en dignidad y en libertad. Y eso hay que construirlo. Entendemos la importancia de lo económico, pero no es lo más importante. Nuestro hacer en la defensa del territorio es mucho más para adentro, desde nuestros hijos, desde nuestra comunidad.
En la Colectiva hicimos un mapa sobre las amenazas que miramos en el territorio peninsular, no solamente del Tren Maya, sino también de los proyectos agroindustriales que están devastando la selva y que finalmente serán unidos por el tren. Entre las amenazas están los feminicidios, que en nuestro estado han aumentado, con alrededor de 25 en lo que va del año. Nos preocupa también la trata de personas, pues Quintana Roo es uno de los estados con mayor índice a nivel nacional.
Al tren lo han vendido como una idea buena en lo turístico, pero no dicen qué más va a transportar. Cuando dibujamos el recorrido del tren nos dimos cuenta de que también vincula los otros proyectos, como los transgénicos, las eólicas, la palma africana.
Este gobierno nos parece que lejos de respetar a los pueblos indígenas y a las comunidades nos ha invisibilizado más. Nos preocupa porque en su discurso pareciera que está muy cercano, que nos está reconociendo, pero eso no lo hemos visto.
Las mujeres estamos resistiendo y vamos a seguir resistiendo desde lo que creemos que es muy importante: primero es estar juntas, pues nos da fuerzas para realizar los sueños. Aspiramos a tener un espacio comunitario, autónomo, en libertad, que dé posibilidad de ir aprendiendo con nuestros hijos, con nuestros jóvenes, y que abra otras aspiraciones para ellos y ellas, para que tengan la esperanza de construir la vida en comunidad. Y que si quieren salir, puedan decir que ya probaron estar fuera, pero que regresen a su comunidad porque hay más que hacer.
Alika Santiago Trejo
Colectiva de Mujeres K-luumit X’ko olelo’ob
Nuevo Jerusalén, Bacalar, Quintana Roo
I
Hay quienes quieren vender sus tierras y los que no, porque se preguntan de dónde van a comer sus nietos y sus hijos. Si nosotros vendemos la tierra después nos quedaremos como esclavos. No queremos eso. Yo no lo quiero.
II
En un pueblo aquí cerca hay ejidatarios que vendieron su derecho y ahorita están trabajando en la agroindustria con los menonitas. Son esclavos de ellos, pero no lo ven así, sólo quieren lo inmediato, el dinero, pero no piensan en sus hijos o sus nietos.
III
Los intentos de nosotras para reunirnos, producir y tener un ingreso son el resultado de que nos damos cuenta de la dependencia que han generado los programas del gobierno, tipo rl Prospera, que desde noviembre del año pasado no se ha pagado, y por eso los hombres se están yendo a trabajar con los menonitas. Tenemos que volver a dejar de depender, crear la conciencia con otras mujeres de recuperar prácticas que se tenían y que se han ido dejando. En este momento de transición de gobierno se ha detenido el beneficio económico para las mujeres, por eso es buen momento para recuperar la autonomía y la independencia económica.
Si tuviéramos dinero, nosotras mismas compraríamos la tierra para trabajar. ¡Qué diferencia sería si las mujeres fuéramos las dueñas de estas tierras!
Colectiva de Mujeres K-luumit X’ko olelo’ob
Nuevo Jerusalén, Bacalar, Quintana Roo
Creo que el Tren Maya sí beneficiará al estado, más a las zonas turísticas, pero también habrá tala de árboles, y muchos animales corren riesgo de extinguirse, o su hábitat. Creo que sí puede beneficiar al país y creo que a los pueblos también los beneficiaría porque les daría trabajo, a los jóvenes más que nada, y a las personas que necesitan esos recursos. A nosotros nos podría beneficiar porque podemos conocer esos sitios de interés que nos pueden dejar recuerdos bonitos.
Estudiante del Colegio de Bachilleres
Blanca Flor, Bacalar, Quintana Roo
Esto es la destrucción de nuestros montes. Para quienes creemos todavía en nuestros dioses, es la matanza de uno de los dioses más importantes del pueblo maya, Yum Kaax. Es una situación muy dolorosa porque el maya no puede vivir fuera del monte. El monte es el lugar donde nace la vida y donde encuentra a otros seres con los que convive, como los pájaros y otros animales.
Esto es el silencio, el vacío, es acabar con el color verde de las plantas y de los árboles. Es la separación del hombre de su propia naturaleza. Si esto sigue, en unos años nos quedaremos sin la vida en la que crecimos y en la que como pueblo maya nos hicimos.
Esto es el vacío y el dolor, es el asesinato. Se acaba no sólo con esta parte de la naturaleza, sino también con nuestra cultura, con nuestra lengua. Se acaba también con una forma de relación espiritual que tenemos los mayas con la naturaleza. Aquí las abejas y los pájaros se quedan sin flores y los animales se quedan sin espacio para vivir. El único ruido que se escucha es el de las máquinas que destruyen todo lo que los mayas pensamos que es parte de nuestra vida.
Este grupo (menonita) de seres humanos es extraño para nosotros. Son extraños en el sentido de que no miran nuestra mirada, no escuchan lo que nosotros siempre hemos escuchado, no conviven con lo que nosotros convivimos. Son personas que tienen otro pensar, otro corazón, y lamentablemente su forma de mirar y de sentir, y de ver y de oír, no es sólo un problema de diferencias, sino también de contrariedad.
Nosotros pensamos que con cinco o diez hectáreas la familia maya puede vivir. Aquí vemos que cada familia tiene que destruir entre 100 y 500 hectáreas, porque la mirada que tienen es la de acumular, la industrialización, la comercialización. Para nosotros es diferente la relación con la vida y con la naturaleza. Nosotros sembramos para que coma nuestra familia, para convivir con los animales, y respetamos que la tierra vuelva a crecer y a dar sus frutos.
No sabemos lo que el gobierno está haciendo con los menonitas, lo que sabemos es que hay un consentimiento, una complicidad y una omisión en la responsabilidad del Estado frente a esta devastación de la naturaleza.
Lejos de pararse la destrucción, vienen nuevos proyectos porque la visión de industrialización es la que está invadiendo nuestro territorio. Esta situación de los megaproyectos que vienen, incluyendo un tren, viene en el mismo sentido de acabar con lo poco que nos queda.
Se ha destruido mucho, pero vienen por lo que sobrevive. Necesitamos como pueblos mayas comenzar a denunciar y alzar la voz para que esto pueda pararse, en caso de que nos puedan oír. De todas maneras nosotros tenemos que hacer lo que nos toca para preservar lo poco que nos queda, que es el monte, nuestra forma de vivir, nuestra organización, nuestra lengua y nuestra cultura.
Pedro Uc
Poeta y activista maya
Bacalar está en un momento de transición entre lo que era un pueblo donde todos nos reuníamos, muy comunitario, y este boom turístico que vino hace dos años y que se ha intensificado y se seguirá intensificando con el Tren Maya, por la especulación que está generando.
La expectativa de muchos de los jóvenes es cuidar, porque nos hemos dado cuenta de que se ha devastado en los últimos años y Bacalar está muy mal. Estamos preocupados y a la vez con ganas de irnos.
Todo está funcionando alrededor del turismo. Bacalar se ha desarrollado con hoteles pequeños. El más grande es el Hotel Laguna, el más viejo de la zona, y tiene 40 habitaciones. La mayoría está entre las 15 o 20 habitaciones, es un desarrollo moderado, pero sabemos que la cadena Fiesta Americana ha comprado terrenos y Holiday Inn también. Sabemos que la visión es que crezca mucho más, pero les durará muy poco, porque si crece, la laguna no durará mucho tiempo con sus colores tan hermosos. La gallina de los huevos de oro se nos va.
Esta laguna tiene algo particular y único, que es la formación de estromatolitos, bacterias que adhieren minerales y van creciendo y haciendo fotosíntesis, liberando oxígeno. Esta forma de vida es la primera de la tierra, tiene once mil años, y la contaminación de la laguna actual está haciendo que se mueran. Sí, hay una emergencia, y debería ser una emergencia internacional.
Adrián Arturo Herrera
Centro Cultural “Galeón Pirata”
Laguna de Bacalar, Quintana Roo
Tenemos esta laguna bellísima conocida como la laguna de los siete colores. El año pasado hubo un crecimiento brutal, exponencial, del pueblo y la laguna, que por ser un atractivo tan bonito, se empezó a explotar turísticamente. Empezamos a ver un crecimiento de nuevos hoteles que tristemente no cuentan con los permisos necesarios.
Este crecimiento trae de la mano la especulación de terrenos en toda la colindancia de la laguna, porque todo el mundo está viendo la manera de aprovecharse en este momento en el que no existen reglas.
Ahora el tren también va a pasar por la selva, y de que la van a tumbar la van a tumbar.
Jorge Trejo, Biólogo
Agua Clara Ciudadanos por Bacalar
Laguna de Bacalar, Quintana Roo
Somos un grupo que trabaja en murales comunitarios, escuchando las problemáticas que la gente quiere expresar a través del muralismo.
Hemos escuchado varias historias de gente que está preocupada por los transgénicos, por la deforestación en la Península de Yucatán, por las fumigaciones, la muerte de abejas en la península, la contaminación del agua, la modificación de sus medios de vida. Todos esos problemas han sido representados a través de una pintura o un mural por nuestro colectivo.
Existen algunos temores respecto al Tren Maya, pero en realidad todavía no sabemos qué representa este proyecto. Se habla de cómo se transformó la península, y en específico Quintana Roo, con el tema turístico. En Carrillo Puerto, donde vivo, la mayor parte de la gente busca un trabajo inmediato en la hotelería o restaurantes, y muchos de los jóvenes de las comunidades lo ven como su única opción. Mi grupo en la escuela era de 40 estudiantes de un tecnológico, pero sólo nos quedamos cinco a trabajar en Carrillo Puerto y 30 o 35 andan en el turismo.
La tierra, la forma tradicional de una vida comunitaria y campesina, se ha abandonado demasiado. Muchos jóvenes descartan la opción de poder vivir de la tierra, y de poder tener un emprendimiento asociado al uso sustentable de los recursos donde nosotros vivimos.
Construiremos un mural sobre el Tren Maya expresando lo que pensamos acerca del proyecto, las opiniones que tenemos para poder conservar la selva. La parte que queremos muy lejos son los hoteles y los restaurantes grandotes. Lo que queremos cerca son mayas y más mayas y más mayas.
Dulce Magaña
Colectivo Ch’ujuk Táan
Carrillo Puerto, Quintana Roo
U kúuchil k Ch’i’ibalo’on significa “el lugar de nuestros ancestros”, “el lugar de nuestras raíces”. Nuestra organización busca contribuir a la vida digna de nuestro pueblo. Valoramos y respetamos los valores ancestrales del pueblo maya a través de la práctica, las costumbres, las tradiciones, las ceremonias y la medicina tradicional maya, y con todos esos procesos lo que buscamos es construir los caminos de autonomía para nuestro pueblo.
El Tren Maya que se está anunciando es un proyecto de muerte. Siempre hemos pensado que no sólo son las vías por donde va a pasar, sino todo lo que trae consigo. Ese tren es la puerta de entrada a muchos otros grandes proyectos pensados y diseñados para el beneficio de los inversionistas, de los empresarios. Son proyectos para el gran capital de mundo. Van a costa de la vida de nuestros pueblos.
Este proyecto trae consigo, entre muchas otras cosas, la consumación del despojo hacia los pueblos mayas. Este despojo no sólo ha sido de territorios, sino también de nuestra identidad, de nuestra forma de ver el mundo, de concebir la vida, de nuestras formas de generación de economía, hablando de la milpa, y de nuestras formas de tejido comunitario.
Aquí en Carrillo Puerto estamos en un pueblo todavía seguro, tranquilo, resguardados entre la selva de todo lo negativo que ha traído el desarrollo turístico de la zona norte de Quintana Roo, de la Riviera Maya, donde todos los días hay asesinatos, asaltos, delincuencia, una descomposición social terrible a costa de la vida de nuestros pueblos.
Una gran parte de los jóvenes se prepara para irse a la zona turística con carreras técnicas como atención de huéspedes, cocineros, cantineros. Al tener esta preparación quieren fuentes de trabajo para poder generar ingresos para sus familias, pero lo que queda es el empobrecimiento de nuestra gente, una necesidad, una carencia económica en nuestras comunidades, algo que no se vivía en el pasado con nuestros abuelos.
Proyectos como el tren abonan a esas carencias y a esas necesidades, vienen con políticas asistencialistas que traen el despojo de las formas tradicionales de vida, como la milpa. Ahora los jóvenes no están haciendo milpa, están haciendo turismo.
El debate no es tren sí o tren no, sino cómo miramos nuestra vida. Este proyecto viene desde hace muchísimo tiempo, siempre se han preguntado cómo llegar al sureste mexicano que es tan rico, un territorio tan lleno de naturaleza, de cultura, que se mira como posibilidad de inversión. ¿Hace cuánto tiempo están puestos los ojos del capital en nuestros territorios?
Pensar en el tren como el tren solamente, como los rieles y lo que va a pasar encima, es muy peligroso. El encargado del tramo en esta zona, en una entrevista que le hicieron en Tihosuco, dijo que no es necesario hacer un estudio de impacto ambiental donde ya hay rieles, porque ahí hace mucho se impactó. Vemos que esos argumentos son ridículos y ponen el tema en los rieles y en el tren. Muy pocas personas ven lo que trae consigo, la cuestión inmobiliaria, la transformación de la vida de toda la península. Traerá la violencia, la delincuencia, el terror que se vive en ciudades como Cancún.
Nosotros vamos a organizarnos. Necesitamos sumar esfuerzos, pensamientos y acciones. Tiene que haber movilización social, estrategias políticas, legales, un despertar de conciencias con información. El gran reto es informar. ¿Cómo llevamos esa información a la escuela? ¿Cómo puedo hacer que se den cuenta?
El sistema educativo nos ha impuesto un modelo de vida, y es el que trae el tren, ese carro, esa ciudad, ese estatus, esa forma de vestir. Nos han preparado desde la escuela para esto. Cuando era niño y joven yo despertaba sintiéndome mexicano, esta cuestión de la bandera, del himno, del escudo, pero nunca despertaba sintiéndome maya, porque nunca nos enseñan en la escuela a valorar lo maya. En la escuela nos enseñan a valorar a los mayas prehispánicos, a los constructores de Chichen Itzá, a los señores del tiempo, pero nunca nos enseñan a valorar a los mayas de hoy, y mucho menos nos dicen que somos mayas.
¿Qué hacer para que los espacios en donde nos están robando nuestro pensamiento, se abra la visión? Son procesos muy difíciles y largos. Yo no amanecía sintiéndome maya. Ahora, después de muchos años de estar en diferentes procesos, de volver a mis raíces, de volver a la tierra, de volver a mirar a mi propio pueblo, mi historia, la lucha de mis abuelos y de la gente que ha estado aquí, puedo decir que todos los días amanezco sintiéndome maya, pensando que soy maya.
Eso es algo que no ocurre con los jóvenes, y lo vemos con la pérdida de la lengua. Los abuelos hablan maya, muchos papás hablan maya, algunos de los hijos, pero los nietos ya no están hablándolo. Ahí inicia este despojo de la lengua y todo lo que se pierde con el sistema educativo. Ese es un gran reto: que los jóvenes valoren y amen lo que somos.
Ángel Sulub Santos
Centro Comunitario U kúuchil k Ch’i’ibalo’on -Raxalaj Mayab’
Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo
Aún llego a sentir que la selva nos protege y quisiera que nos encerráramos aquí, pero todo viene y por todos lados, desde Chetumal, Bacalar, Cancún, Playa y Tulum. Somos los únicos que quedamos. Todo nos amenaza alrededor y nosotros lo sentimos, no sólo las mujeres, sino también los hombres, pero es verdad que nuestros cuerpos son los que más sufren.
Es una tristeza ver cómo en las comunidades muchas jóvenes y muchos chicos ya no están. Muchas mujeres están en labores de limpieza en la zona norte, que es a donde se va la mayor parte. Muchas están de cuidadoras de niños y otras se van al trabajo de servicio en los hoteles. Es bien triste, porque vemos todo el dinero que se mueve ahí.
Aquí los rituales se siguen haciendo, son sumamente importantes para nosotras y nosotros. Practicamos la ceremonia del fuego, las primicias, todo el tiempo estamos haciendo rituales. Específicamente sobre el tren no hemos hecho nada, pero estamos conscientes de las amenazas que vivimos. Cuando hacemos nuestras ceremonias, mencionamos que sabemos todo lo que viene y pedimos que nos den fuerza y también sabiduría en nuestro actuar, y que nuestro camino siga firme.
Quieren poner una estación del tren en Carrillo Puerto por nuestra historia, por nuestra cultura que está viva. Me causa mucha preocupación pensar en los centros ceremoniales, porque ahí radica mucha de nuestra fuerza, en cada milpa, en cada bordado.
Sin la fuerza espiritual no hay nada, y la fuerza nos la puede dar incluso sembrar. Lo otro es no quedarnos callados. Donde estemos, como podamos, siempre hablar de lo que se viene con el tren y siempre ayudar a los demás a ver.
No puedo creer que todo esto que somos esté amenazado de desaparecer por proyectos como el que viene. No es simplemente el tren, algunos dicen que es un distractor, porque ya está avanzando con los programas de gobierno, como el Sembrando Vida. ¿Pero cómo le vas a decir a la gente que no agarre el dinero si le hace falta? Nos falta porque nos han quitado muchas cosas.
El valor, al final, reside en el dinero, es la manera que nos han dicho. ¿Y por qué el valor no reside en la tierra? ¿Por qué no reside en saber cómo curar?
Wilma Esquivel
Centro Comunitario U kúuchil k Ch’i’ibalo’on -Raxalaj Mayab’
Carrillo Puerto, Quintana Roo
I
Hasta donde yo sé, se supone que es un tren que va a venir a beneficiar a la comunidad, pero en sí no sabría decirle, porque no estoy tan informado como debería ser.
Yo de grande quiero ser un hacker.
II
Yo diría que sí va a beneficiar, pero están destruyendo bastante para construir algo que no es necesariamente bueno.
Yo quiero estudiar robótica.
III
Yo quiero estudiar robótica o computación, es increíble cualquiera de los dos. Es lo que a mí me llama la atención, la tecnología, que puedas innovar creando algo beneficioso para la comunidad.
Estudiantes de secundaria
Carrillo Puerto, Quintana Roo