YUCATÁN

Servirles a los que vienen y no nos respetan no va conmigo

Tengo 18 años y vivo en la comunidad de Dzitnup.

El Tren Maya es una mala idea que tienen los que viven en México, el gobernante o el presidente. Pienso que van a estar contaminando más con eso, va a haber más viaje. Si van a venir por aquí, cerca del pueblo, van a contaminar el cenote que tenemos, el agua, y van a cortar más árboles.

Servirles a los que vienen y no nos respetan no va conmigo. Ellos no tienen nada que ver con lo de aquí ni nosotros con lo de allá. Si no me respetan, por qué los voy a respetar. Sobre los jóvenes que van a trabajar para ellos no voy a hablar mal, sólo que para qué van a servir a esas personas, para qué van a cargar su maleta o guiarlos.

El cenote es un lugar hermoso para disfrutar con la familia, amistades, otras personas cercanas. Pero ha habido momentos en que cuando hay muchos visitantes casi no nos dejan pasar a nosotros. Yo me molesto, ¿por qué me van a prohibir si le pertenece a mis ancestros, si mis ancestros lo descubrieron? Me impiden disfrutar el agua fresca, el paisaje que tiene. Merezco disfrutarlo. Ellos tienen derecho a venir, pero no a discriminarnos.

Nos gusta mucho venir a este cenote, es lo más maravilloso que tenemos en el pueblo. Tengo 18 años. Cuando era chica me mandaron a vivir a Valladolid y no podía venir a Dzitnup.

Con la llegada de los turistas una parte se va a ir echando a perder, y la gente del pueblo no va a poder entrar aquí, se va a prohibir por la visita de los turistas. Yo prefiero disfrutar del paisaje que hay en mi pueblo a servir a los que nos humillan. Me ven menos, como si fuera su sirviente.

Yo no tomo en cuenta al Tren Maya, para qué me va a servir si no voy a ir a ningún lado ni voy a estar recibiendo nada de él.

Guadalupe Concepción
Cenotes Dzitnup, Valladolid, Yucatán

Somos los nuevos esclavos pero ahora por cuenta propia

Nací en Xalaú, municipio de Chemax, pero actualmente estoy viviendo en Valladolid. Estoy con un grupo de jóvenes dedicados al trabajo y a la enseñanza de la escritura jeroglífica. Enseñamos a niños de las comunidades que están muy alejadas de la ciudad y difícilmente llega una buena educación. También participo en la Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’ Xíinbal, que significa “Caminemos juntos”. Participo también en un grupo que se llama Xook K’iin que se dedica al estudio de las cabañuelas, la lectura del tiempo.

Estudié computación, pero al momento de que ingresé me di cuenta de que no tenía computadora. Allí me estaban preparando para que pensara en irme a la Rivera Maya, y entre que decidía si irme o no, me empecé a inquietar con las cuestiones de la lengua maya, que comenzaban a tener impacto en Valladolid.

Se abrió una escuela de lingüística y cultura maya y entré, a pesar de que mi mamá decía que no, que debía estudiar computación, inglés, irme a la Rivera para ganar dinero y apoyarlos acá. Es otra la perspectiva que voy teniendo, en lugar de que me manden a la Rivera me mandan otra vez a mi comunidad y me hacen ver la realidad que se está viviendo. La lengua me regresa. Y ahora estoy comprometido con la defensa del territorio.

Estoy viendo que para instalar el Tren Maya están engañando a la gente. Escucho que muchas personas dicen que sí quieren el proyecto. Vemos en la tele que es para el turismo, pero no hay entrada para nosotros, y entonces de qué forma nos va a beneficiar. Más que apoyo o ayuda, es más despojo. Ya me estoy dando cuenta de que el territorio tiene signo de moneda, signo de pesos, y ellos van a querer adueñárselo. Nos van a despojar, nos van a comprar, nos van a malpagar un territorio que hemos estado cuidando desde hace mucho tiempo.

Muchos compañeros jóvenes que están en la Rivera Maya ya se fastidiaron de trabajar allá, en los restaurantes, y están diciendo que ya quieren regresar a su pueblo. “Pues cabrón”, les digo, “regresa y ve cómo está tu pueblo, fíjate que ya no tienes tierra. Cuando de plano decidas llegar a tu pueblo, ya no vas a hacer lo que hacías en tu niñez. No lo pienses mucho, regresa. Nos están despojando, nos están robando la tierra. No tardes mucho, vénte”.

Al final te das cuenta de que las mismas empresas se hacen de dinero y tú siempre vas a ser el esclavo. Somos los nuevos esclavos pero ahora por cuenta propia, nosotros mismos nos vamos a esclavizar allá. ¿Cómo nos quiere el gobierno? ¿Aquí, con nuestras artesanías en las estaciones? Eso no es algo viable para un joven que quiere tener ingresos. Hay otras alternativas, y el Tren Maya no lo es.

Gregorio Hau
Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’ Xíinbal
Valladolid, Yucatán

Los mayas se amparan contra proyecto fotovoltaico

La Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’ Xíinbal ha tenido el acierto, la valentía y el coraje de interponer una demanda de amparo ante un proyecto fotovoltaico que se pretendía imponer en un territorio comprendido entre el municipio de Valladolid y el de Cuncunul, al oriente de Yucatán.

Esta lucha es emblemática en la defensa del territorio maya, por la concreción de nuestros derechos y por que nos tomen en cuenta como sujetos de derecho, pues las políticas públicas del Estado nos hacen pensar que no lo somos. Pusimos una demanda de amparo que fue bien acogida por el juez que consideró que las evidencias que la asamblea presentó eran pertinentes, adecuadas y suficientes para determinar la suspensión de este megaproyecto. Esperamos que esta suspensión sea definitiva en el futuro.

Otra de las políticas públicas que observamos depredadoras, invasivas y golpeadoras de nuestros derechos humanos es el Tren Maya, que de maya no tiene nada. Es una expresión más de la comercialización del concepto de nuestra cultura, representa una oportunidad para despojar más a la gente de su territorio, de sus formas de vida, para incrementar los problemas sociales, como el alcoholismo, la drogadicción, la desintegración familiar y el consumo del agua.

El Tren Maya no va a beneficiar a los mayas comunes y corrientes, pues es un proyecto con fines comerciales y turísticos. Los mayas sólo están siendo considerados como mano de obra barata al servicio de este proyecto.

Ojalá que la iniciativa de la defensa de la tierra que ha ganado esta demanda de amparo con respecto al proyecto fotovoltaico, sirva como un ejemplo de lo que se puede hacer con la suma de voluntades y el ejercicio de tus derechos, para que la gente de los estados donde este Tren Maya va a pasar se organicen y luchen por sus derechos y por su territorio.

María Candelaria May Novelo
Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’ Xíinbal
Valladolid, Yucatán

Yo voté que sí

Yo pienso que el Tren Maya nos va a beneficiar. Cuando hubo una encuesta nosotros acudimos porque pensamos que sí nos va a ayudar. Beneficia en que va a traer el turismo y nos pueden comprar nuestra venta, nuestras artesanías.

Vinieron unos de México y nos dieron unas hojas para que opinemos del Tren Maya, si es a beneficio de nosotros o no. Nos dieron las hojas de uno en uno. Fue hace dos o tres meses. Todos fuimos a votar. No, no nos dieron información previa, sólo nos dijeron que había una mesa puesta que venía mandada por el presidente para saber qué opinión teníamos del Tren Maya, que pasáramos a votar. Yo voté que sí.

Niria, vendedora de artesanía maya
Izamal, Yucatán

La devastación es algo que no debe ser, pero si es un beneficio, adelante

Soy mesero en el restaurante La Conquista.

El Tren Maya nos traerá mucha ayuda para el turismo, el comercio, los restaurantes, las artesanías. Se podrá conocer más nuestro pueblo mágico, el convento franciscano y las pirámides que son muy bonitas.

Yo no le veo ninguna inconveniencia a que el Tren Maya pase por aquí, al contrario, todos serían muy buenos beneficios para todos los ciudadanos de Izamal.

Para el medio ambiente sí veo un riesgo porque se va a demoler un poquito de la selva, de los montes, pero tenemos que ver las partes buenas que tiene. La devastación es algo que no debe ser, pero si es un beneficio, adelante.

Eric Escamilla Estrella, mesero
Izamal, Yucatán

La zona arqueológica no va a aguantar

Estudié la carrera de Antropología e hice la maestría en Historia. Ahora soy investigador independiente, activista y acompañante de algunos procesos de las comunidades.

En muchas ocasiones los jóvenes que logran tener una educación superior tienen que salir de su pueblo para irse a Mérida. Las poblaciones en el noroeste yucateco están con personas mayores o niños. La dinámica es muy tranquila. Cada vez se dedican menos al campo, se vuelven trabajadores de algún dueño de ranchos, cuidando ganados, alimentando a los caballos, ya sin siembra o con mínima para autoconsumo.

La rutina diaria de los pueblos, sobre todo de los hombres de mediana edad para arriba, es trabajar, ir al campo un ratito, regresar, comer, salir al parque a platicar. Muchos se van a Mérida o a Cancún a estudiar o de plano a vivir. Aquí en Izamal están abriendo tiendas departamentales, y ahí también se van a trabajar.

Aquí todavía no es un punto turístico muy explotado, todos los turistas son de paso. El atractivo turístico es el convento y Kinich Kakmó, la zona arqueológica.

El Tren Maya representa para ellos una oportunidad, no sólo por el imaginario que ya tienen, sino también porque lo están valorando desde la nostalgia, desde la memoria. Tren ha habido en Yucatán, fue de uso público, generalizado entre los pobladores. Los abuelos y los papás utilizaron ese tren para salir a visitar a familiares, para vender las hortalizas que cosechaban. Había esta pequeña dinámica económica gracias al tren, que era de bajo costo, más barato que andar en autobús. Y mucha gente piensa que el nuevo tren será lo mismo pero moderno.

El panorama puede cambiar cuando la gente tenga acceso a la información y entienda que más que un transporte público, será turístico y de carga. A mí no me gustaría que cambiara la dinámica rural a una urbana caótica.

La zona arqueológica no resiste siquiera la afluencia actual de visitantes, con la llegada del Tren Maya no se sabe si va a aguantar.

Ezer Roboam May May
Izamal, Yucatán

El gran negocio del Tren Maya no es el Tren Maya, sino los polos de desarrollo

I

Desde hace unas décadas se ha desatado una ofensiva en contra de las comunidades indígenas. Primero fue el turismo verde o el turismo rural o de campo, después vinieron los transgénicos, con los que todavía estamos en lucha. Ahora viene el capitalismo verde, el neoliberalismo con algo que podemos llamarle neocolonización, porque no es otra cosa que la consumación del despojo a las comunidades indígenas.

Soy de la Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’ Xíinbal. En el momento en que nos despojan del territorio nos despojan de la identidad, de la cultura, de los saberes ancestrales, sin poder meter nosotros las manos, porque cuando alguien levanta la voz para protestar, en seguida vienen las amenazas, las intimidaciones.

¿Qué podemos esperar del Tren Maya, además de la destrucción, la pérdida de nuestra identidad cultural y el despojo de nuestros territorios? El Convenio 169 de la OIT dice que el gobierno federal debe garantizar una consulta previa, libre e informada. Ya no queremos la consulta, lo que queremos es que se respete la autonomía que el mismo convenio enmarca, para que nosotros podamos decidir cuáles son los proyectos que son viables para nuestras comunidades, para que nosotros podamos decidir libremente si queremos o no queremos tal o cual cosa.

No podemos darle el beneficio de la duda a un proyecto que a todas luces viene para saquear a nuestras comunidades indígenas.

Eliseo Ek

II

Me llamo Diana Castillo, estudiante del doctorado en Ciencias Sociales.

No tenemos información clara del tren, pero como los medios lo están pintando se trata de un proyecto de turismo masivo al estilo de la Riviera Maya. ¿Pero qué pasa en la Riviera Maya, qué hacen los mayas, qué hacemos incluso las personas de la ciudad en la Riviera Maya? Nos convertimos en obreros del turismo.

El Tren Maya plantea un pico de ese turismo. Su emblema es el desarrollo de las comunidades, pero en realidad está dejando a las comunidades como un ente pasivo, en lugar de dejar que tengan la autonomía de su territorio, su organización, y que ellos mismos sean los gestores de los proyectos que se van a desarrollar.

Ya inició la especulación, ya empezamos a ver en las redes sociales la venta de terrenos en donde se piensa que van a pasar las rutas del Tren Maya. En Google aparecen los anuncios, te empiezan a bombardear con la venta de terrenos en Campeche, Quintana Roo y Yucatán.

Diana Castillo

III

Soy psicóloga.

Se habla mucho del impacto ambiental, del impacto histórico, del impacto cultural y de otros, pero hasta ahorita no he visto ningún estudio sobre el impacto psicosocial en la población; y en la península ya se está viviendo una situación de vulnerabilidad en cuestión de salud mental y psicológica en general.

Tan sólo aquí en Yucatán, donde trabajo con diferentes grupos sociales, hay un incremento de la depresión, el suicidio, la violencia, el feminicidio, el alcoholismo, y no hay una respuesta que resuelva la situación, ni social ni políticamente.

Megaproyectos como el Tren Maya afectan a la población, especialmente a la indígena, porque generan un desplazamiento en las comunidades, un impacto, y esto repercute en la salud mental de diferentes maneras.

No hay ningún programa social directo que trate estos temas en las comunidades. Lo que han hecho los gobiernos es folklorizar a los mayas, venderlos como un atractivo turístico, pero no hay un programa que atienda la identidad maya. Lo que hay son programas asistencialistas y paternalistas, que no dan un fruto.

Elena Martínez

IV

¿Qué nos trae el famoso Tren Maya? Hace muchos años necesitábamos el tren porque no había transporte público como ahora. El tren de ahora no nos beneficia en nada, tenemos todo el transporte, incluso el turismo que viene tiene muchos medios de transporte.

Nosotros como comunidad maya jamás vamos a tener acceso, ni siquiera para verlo por fuera. Va a alterar nuestra vida, incluso antes de que se haga ya está alterando la vida de las comunidades, las está dividiendo y está destruyendo su tejido comunitario.

Nos tachan de ignorantes, nos tachan de indios. Nos vulneran todos nuestros derechos, y eso no lo hace solamente el extranjero que viene, sino también la autoridad que está arriba. En este caso, desgraciadamente, a la autoridad que quedó arriba la eligió la mayoría de la gente porque según ellos no tenían acceso a muchas cosas, pero ahorita se están dando cuenta, o no quieren darse cuenta porque les están regalando mil 600 pesos bimestrales con las becas para los jóvenes. Eso es comprar la conciencia.

Wilma del Socorro Ventura

V

Me dedico a las bienes raíces, tengo una inmobiliaria. A Mérida ahora la voltean a ver todos. Con el anuncio del tren ya se sintió un cambio. Vemos un desarrollo en la esquina y otro en otro lado. Están haciendo un mundo de casas sin pensar en la deforestación. Los desarrollos inmobiliarios están viniendo con una fuerza tremenda.

El incremento que ha habido es exponencial. El dinero es el que está mandando y los inversionistas están viendo un tesoro.

Said Salgado

VI

Yo soy Russell Peba, vengo de la Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’ Xíinbal.

El gran negocio del Tren Maya no es el Tren Maya, sino los polos de desarrollo, como lo ha dicho Jiménez Pons. Entendemos, según la información de algunos medios a nivel nacional, que cada estación será una ciudad-estación para 50 mil personas, aunque no tenemos la información completa porque el gobierno no nos la da. Estamos hablando de polos turísticos grandísimos, lo que tendrá una afectación a nivel social y ambiental.

Yo soy de Ticul. Venía de allá para la ciudad de Mérida, en la ruta de la carretera Muna a Umán, y justo en el entronque de Yaxcopoil vi un retén. Me paré y se acercó una muchacha a preguntarme si podía hacerme una encuesta sobre medios de transporte. Se me hizo muy raro, me empezó a preguntar cuánto me cuesta el transporte, cuánto de combustible, cuánto de tiempo, y al final me preguntó si estaba de acuerdo con un medio de transporte con el que ahorrara 30 por ciento del combustible y que fuera más rápido. Yo le pregunté si era un tren y dijo que sí, que era por el Tren Maya, y le dije que no estaba de acuerdo.

Este tren que le llaman maya es el tren del despojo maya. Es una continuación y ampliación de aquel tren que se anunció y que llamaron Tren Bala, que era sólo para la península. Este proyecto no es nuevo, hace diez años que lo estamos escuchando. No importa el partido que esté, el proyecto del capitalismo es el mismo, y eso trasciende a partidos políticos.

Si hay un proceso de consulta, la ley dice que debe ser previa, libre, informada y culturalmente adecuada. ¿Cómo puede haber un proceso de consulta si al interior de las comunidades que serán afectadas no existe la información correcta? Hasta el día de hoy yo no conozco un proyecto ejecutivo de este tren, no conozco la manifestación de impacto ambiental, no conozco la evaluación del impacto social ni la evaluación de factibilidad.

Russell Peba

VII

Yo soy estudiante de lengua maya. Estamos celebrando el Año Internacional de las Lenguas Indígenas, nuestro gobierno en Yucatán está prometiendo impulsar la lengua y elevarla a segundo idioma a nivel estatal. ¿Dónde están todas esas promesas? ¿Cómo se van a aterrizar si me están diciendo que el Tren Maya está orientado al desarrollo económico del turismo en la península?

La lengua está amenazada. A la lengua la vemos como una cosa, pero es la raíz de los saberes milenarios del pueblo. Lo han dicho los abuelos, cuando un pueblo deja de practicar su lengua, el pueblo desaparece. Nuestra lengua es rica, complicada, compleja, lleva mucha información y sabiduría.

Erika Vázquez

VIII

Me preocupa la ausencia de una prospectiva futura de la sostenibilidad ambiental de estos proyectos. No hay un análisis a largo plazo de las cargas ambientales que va a traer este tren. Es una acción irresponsable del gobierno porque da la espalda a las generaciones futuras y a su derecho al medio ambiente sano. Va contra el artículo 13 de la ley general de derechos de niños y niñas, donde dice que tienen derecho a la superviviencia y el desarrollo. Está en contra de la sexta, la onceava y la treceava meta del milenio, que tienen que ver con el medio ambiente sano.

Tampoco se cumplen los principios de conservación, protección y restauración que están en el plan de ordenamiento costero y territorial del estado que el mismo gobierno puso.

David Herrera

Mesa redonda convocada por la Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’ Xíinbal
Mérida, Yucatán

La península bajo ataque

Tenemos cuatro o cinco proyectos desarrollistas que tienen algo en común: la invasión de nuestro territorio. Están las megagranjas porcícolas, que están en todo el estado de Yucatán. Otro de los proyectos es el monocultivo de la soya transgénica, que es un proyecto peninsular que vemos en Quintana Roo, Campeche y Yucatán. Nos ha arrebatado miles de hectáreas de tierra que eran propiedad comunal y que hoy están bajo el régimen de usufructo de las grandes empresas desarrollistas.

Un proyecto invasor es el de energías renovables, que se divide en dos partes: las energías eólicas y las energías fotovoltaicas. A partir de una subasta que se hizo en el sexenio pasado se aprobaron 19 proyectos desarrollistas en este territorio peninsular, proyectos que según generan un beneficio para el mundo, toda vez que son consideradas no contaminantes. Nosotros no entendemos por qué dicen eso, pues el transporte de sus piezas se hace con vehículos y las baterías que necesitan para acumular la corriente también es contaminante y, sobre todo, en el lugar donde se instalan se desmontan grandes extensiones de selva, que acaba con la posibilidad de generar miel, maíz y bejucos para las artesanías, además de una serie de daños que le ocasionan al agua, a los pájaros y a la flora y fauna en general.

Otro proyecto que nos preocupa es el llamado turismo verde, que es un turismo industrial que ocupa grandes extensiones de tierra. Están expropiando lagunas, como el caso de Chichankanab en Dziuché, donde, a través del gobierno del estado, se hizo un decreto para expropiar 14 mil hectáreas que ocupa toda una laguna. Esta acción fue fomentada por grandes empresas como las farmacias Simi y otras que promueven el turismo verde.

También tenemos el problema del agua. Hay una cervecera en el poniente de la ciudad de Mérida que se lleva el agua que tiene la comunidad, por lo que los pozos se están secando. La empresa cervecera está apropiándose de toda el agua, y esto preocupa a las comunidades que se quedan sin el líquido.

Por todos estos atropellos hemos salido a levantar la voz, a decir que esto no puede ser, porque si nos arrebatan el territorio nos arrebatan la cultura, la lengua, y finalmente la vida.

El proyecto reciente es el llamado Tren Maya, que es sumamente extraño para nosotros. Lo hemos escuchado en la televisión, lo hemos leído en los medios, pero el gobierno del estado no ha buscado ningún contacto con los pueblos indígenas para informar de qué se trata. El Fondo Nacional de Turismo (Fonatur), que es el encargado de implementar todos los preparativos para este tren, ha expresado palabras que nos duelen mucho, como por ejemplo que, al que no quiera subirse al tren, le pasará el tren, y también ha dicho que los disculpemos, que no han venido a consultar sino a avisar que viene un proyecto. Incluso dijo que el tren nos va a beneficiar tanto que habrá oportunidad hasta para los limosneros.

Subrayo que ninguna comunidad en la Península de Yucatán mandó una carta al ejecutivo para decirle que necesitábamos un tren. Y ahora nos dicen que el tren va porque va, independientemente de lo que nosotros pensemos o creamos, o el daño que sintamos. El tren es una decisión que se ha tomado desde arriba, igual que las decisiones que se han tomado en sexenios anteriores.

¿Por qué nunca ha habido una consulta sobre los proyectos que plantean las propias comunidades?

Las consultas, de acuerdo al Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y al artículo 2 constitucional, son un derecho, pero en el sexenio pasado se hicieron como un circo, una faramalla, una justificación. Las empresas, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la Secretaría de Energía (Sener) han hecho actividades que parecen ser consultas pero en realidad no lo son, pues las comunidades no están involucradas.

Ellos vienen a organizar un evento al que le llaman consulta, traen a gente que no conocemos, que no son de la comunidad, y hacen una actividad en un parque totalmente ajeno al pueblo. Esta acción la presentan en fotografías y videos para los noticiarios, que también están a modo, para decir que sí consultaron en la comunidad.

Esta situación se dio en los sexenios pasados, pero en este sexenio ha sido un poco más grotesco. Hemos escuchado que en algunos lados las consultas las hacen levantando la mano frente al presidente de la República. Nos parece que esto sigue siendo una falta de respeto a los pueblos indígenas que estamos sin la información necesaria, y así no podemos tomar una buena decisión.

A ver, ¿por qué nunca ha habido una consulta sobre los proyectos que plantean las propias comunidades? Nosotros hemos sufrido durante muchos años, las comunidades se han organizado, han mandado solicitudes por escrito a las dependencias, pero no las han respondido nunca. Estoy seguro de que ninguna comunidad ha pedido un tren, ninguna comunidad ha solicitado una granja porcícola, ninguna comunidad ha solicitado un monocultivo de mil hectáreas de soya transgénica, pero ahí están.

Alternativas desde nosotros

Nosotros hemos solicitado que la lengua maya sea materia oficial en todas las escuelas, hemos solicitado que la filosofía y el pensamiento maya sean materias en la educación básica, desde el jardín de niños hasta la preparatoria, que se empiece a enseñar la historia de los pueblos mayas y que los pueblos mayas sean los que tomen las decisiones sobre el modo en el que se tienen que desarrollar.

También, como Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’ Xíinbal, hemos solicitado que si de generación de energía limpia se trata, se nos permita a las comunidades generar nuestra propia energía. Le hemos dicho al gobierno que si bien se necesita generar la energía a modo industrial, también se necesita generar a modo comunitario. Nosotros como comunidades queremos producir esta energía y que nos sirva a nosotros y no como lo hacen los generadores industriales, que se la venden a Cinépolis o a otras grandes empresas.

El ASPY es un instrumento para apagar nuestra voz maya

El Acuerdo para la Sustentabilidad de la Península de Yucatán (ASPY) es un acuerdo que los gobiernos de la península: Yucatán, Campeche y Quintana Roo, firmaron el 10 de diciembre de 2016 en el marco de la Conferencia de las Partes (COP 13) en Cancún. Este ASPY es un paquete, como el envoltorio de los grandes proyectos que se estaban pensando para la Península de Yucatán, como la soya, las energías renovables, las granjas porcícolas, el agua, el turismo verde.

Nosotros leímos y discutimos en las comunidades, platicamos con la gente y nos dijeron que nunca habían solicitado ese tipo de cosas, lo que nos llevó a preguntarles qué querían hacer y las comunidades del poniente de Bacalar, en Quintana Roo, decidieron hacer algo para que esto no pasara, porque lejos de beneficiarlas, el ASPY es un instrumento para apagar nuestra voz maya, cortar nuestras manos y cambiar nuestro corazón.

Buscamos el consejo de un abogado y nos recomendaron discutir muy bien como comunidades qué es lo que queremos. El abogado nos dijo que el amparo no es el instrumento de un abogado, sino de los pueblos. Que si nosotros queremos como pueblos ampararnos, somos nosotros los que tenemos que construir el amparo y decir qué es lo que debe llevar, y eso fue lo que hicimos.

Nos reunimos en muchos talleres hasta que logramos construir un amparo contra el ASPY. Afortunadamente los jueces, principalmente en Cancún, tomaron la decisión de suspender definitivamente el caminar del ASPY como estaba planeado, y hoy ese acuerdo está moribundo, no tiene el permiso de seguir.

Nos extraña mucho que este gobierno lo haga suyo

Este Tren Maya no es proyecto del actual gobierno, nos extraña que lo haya asumido y que hoy ya sea su proyecto. El Tren Maya comienza a aparecer en el gobierno de Ivonne Ortega en Yucatán, que lanzó el proyecto del Tren Bala, aunque no logró concretarse porque los empresarios dijeron que no les resultaba sólo como un tren de carga o de pasajeros, que era necesario encontrar el negocio. Por eso no se hizo.

Pero con el actual gobierno pareciera que sí encontraron el negocio, que consiste en conectar ciudades de 50 mil personas en diferentes lugares. Este es el negocio que esperaban los empresarios y, en virtud de que ya lo tienen, entonces dicen que se haga el tren.

Nos extraña mucho que este gobierno lo haga suyo, pues el presidente recibió un bastón de mando que le entregaron los pueblos, pero yo no sé si ese bastón lo va a usar para el beneficio de los pueblos o para darle de bastonazos a los pueblos. Porque el tren es eso, un bastonazo.

Las ceremonias presidenciales son ajenas y extrañas

Los políticos y los gobiernos anteriores y actuales han usado la cultura para acrecentar su poder. Han manipulado, han engañado y han usado nuestra cultura y nuestras tradiciones para trivializarlas y justificar lo que hacen. Este gobierno ha sido descarado en usar el nombre de los pueblos indígenas, sus tradiciones y su forma de ser para mantener esa supuesta legitimidad que obtuvo cuando llegó al poder.

Nosotros creemos que esto es sólo una utilización de la cultura, una forma de apropiarse de lo que nosotros creemos como pueblo. Es un manejo que le sirve para afirmarse en el poder, pero en ningún momento para el beneficio de los pueblos indígenas.

Las ceremonias que se hicieron en Chichen Itzá y en Palenque son ajenas y extrañas para la Península de Yucatán. Los pueblos mayas de la península no hacemos ceremonias al fuego, sino que las hacemos en la intimidad de nuestra milpa o como comunidad organizada. No somos la cultura del fuego, somos la cultura del aire, del viento.

Nosotros vemos muy extraño cuando alguien viene, se pone una ropa blanca, un paliacate rojo en la cabeza y comienza a rezar cosas totalmente extrañas para los pueblos mayas. Cuando vemos al presidente acercarse a estos grupos, decimos que a lo mejor se encontraron las dos mentiras y hacen fiesta. Y lo entendemos, pero lo vemos como algo que no nos corresponde, que no podemos avalar.

En los últimos meses se han estado nombrando gobernadores indígenas que no son más que instrumentos del poder y hasta risa nos han causado, porque al bastón de mando le pusieron una cabeza de jirafa, o algo que parece cabeza de jirafa. Nos parece curioso que en la Península de Yucatán se hable de un bastón de mando, cuando en realidad los mayas no tenemos una cultura del bastón, y menos con cabeza de jirafa.

Así entran los megaproyectos a las comunidades

Hay dos maneras en las que los megaproyectos entran a las comunidades. Una es con violencia en contra de la naturaleza y la otra es con violencia social entre las comunidades. La violencia que tiene que ver con el medio ambiente y la naturaleza comienza a generar una serie de amenazas en contra de los cenotes, en contra de los pájaros, de los animales, de la flora, de los árboles, de la medicina tradicional, de la artesanía, de nuestros mismos vientos.

Los parques eólicos, por ejemplo, secuestran a nuestro dios, que es el viento. Lo esclavizan y lo convierten en mercancía. Nosotros veneramos al viento, y no lo vemos como esclavo de las grandes empresas que le han atado las manos y los pies y lo obligan a trabajar para el gran capital. Esto nos molesta, nos incomoda y entristece, vemos que es una violencia en contra de la naturaleza.

También hay un impacto social. En el momento en que llega la empresa se genera una polarización, una división entre los que le creen a la empresa y los que no le creemos. La empresa se aprovecha de esta división para ponernos a unos contra otros para pelearnos, porque sabe que a río revuelto la ganancia es de los pescadores.

Las empresas entran en las comunidades de una forma muy pensada, hasta creeríamos que tienen un manual que se sigue al pie de la letra, como si fueran los diez mandamientos de la Biblia. Los representantes de las empresas llegan con una mochila de dinero a la asamblea ejidal y les dicen a los ejidatarios que vienen a hacer un negocio con ellos y les prometen su jubilación anticipada, les dicen que les gustaría que pensaran la posibilidad de que puedan usufructuar su terreno, y que mientras lo piensan pueden tomar el dinero. Les dicen que se los van a repartir en ese momento y que regresan en un mes o dos para la respuesta, que el terreno lo necesitan para sembrar limones, estevia o cítricos, porque creen que ellos necesitan empleos y que vienen a fomentarlos con un proyecto en el que van a trabajar su propia tierra, recibir un sueldo y cobrar una mensualidad por la renta. También les dicen que, si ellos quieren, les pintan la escuela, les construyen un domo, les traen cochinita pibil los domingos, les regalan juguetes a sus hijos y todo lo que pidan, si les rentan la tierra, porque quieren ayudarles.

La gente tiene pobreza económica, pero la pobreza mayor es la falta de información. La gente no entiende la palabra “eólica” o “fotovoltaica” porque estamos hablando de comunidades mayas que hablan maya desde niños y que hoy hablan un español instrumental, que sólo les sirve para sobrevivir y para comunicarse. Y entonces algunos responden que si les van a dar el dinero ahorita, pues que venga el dinero. Y comienza la repartición.

Empezó la especulación

Desde que se anunció el Tren Maya empezó la especulación de la tierra. Los que quieren apropiarse de ella ofrecen una cantidad mucho más alta de la acostumbrada, porque piensan que si ese sitio se va a usar para las vías del tren, les va a generar una plusvalía muy grande sobre su tierra. Están tratando de comprar desesperadamente mucho terreno de los mayas.

Una segunda situación es que hay mucha gente que creemos que está enviada o pagada por alguien para ir a las comunidades a ofrecer despensas. Les dicen que si ellos aceptan el tren les van a generar un montón de beneficios, como por ejemplo la despensa que les traen. Les piden que firmen en una lista que llevan, con la copia de su credencial de elector, de que están de acuerdo con el tren. Esto está pasando mucho en el limítrofe en Yucatán y Quintana Roo.

Otra cuestión que hemos visto es que hay retenes en la carretera para preguntarle a la gente cuánto se gasta en su pasaje para llegar a la ciudad de Mérida. Le preguntan que si no cree que si hubiera un tren sería más barato transportarse. Este tipo de actividades están orientadas a convencer a la gente de que el tren les traerá un beneficio.

El tren y “Sembrando vida”

En algunas comunidades les dicen que el tren traerá muchos beneficios, entre ellos el programa de Sembrando Vida, que consiste en sembrar árboles para reforestar las comunidades en donde hay escasa deforestación. Les ofrecen 4 mil 500 pesos al mes por sembrar, que es relativamente atractivo para alguien que va a sembrar 100 o 200 árboles en un espacio, independientemente de si crecen o no.

Estamos en una época en la que todavía no empiezan las lluvias y ya empezaron a sembrar, por lo que el 99 por ciento se va a morir. Esto es un gasto que no está pensado en el beneficio de la comunidad, sino como una puerta para decirle sí al tren.

Con el movimiento zapatista nuestro pensamiento y nuestro corazón cambió

El levantamiento zapatista significó un cambio enorme en nuestra vida. No esperábamos esto en la península, nadie sabía, nadie se imaginaba, nadie tenía una información de que esto pudiera suceder hace 25 años. En ese momento la voz oficial en este país pregonaba que estábamos ingresando al primer mundo, en el que se ofrecía una mejor forma de vida, empleos, educación, mejores salarios y una serie de beneficios para los pueblos con el Tratado de Libre Comercio.

La aparición de un grupo indígena en Chiapas levantándose en armas nos sorprendió a todos, y dentro de esa sorpresa nos preguntamos muchas cosas. Vimos, leímos y escuchamos las demandas zapatistas y nos llamó tanto la atención que nos acercamos para escucharlos y platicar con quienes se habían levantado, y descubrimos que eran también nuestros mismos problemas.

Eso nos despertó y a partir de ahí nuestro pensamiento y nuestro corazón cambió. Ese cambio fue para cuidar nuestra tierra y conservar nuestro territorio, nuestra lengua y nuestra cultura.

A partir del levantamiento zapatista también aprendimos o descubrimos que la palabra “indígena” engloba a personas como nosotros, como los pueblos mayas. Este término vino a ayudarnos a descubrir que hay otros en el país como nosotros, que no son mayas, pero que son choles, que son tseltales, que son tsotsiles y otras diferentes culturas en todo el país.

Hoy la resistencia en el pueblo maya está presente, es clara y nos alegra. Está basada en la claridad de nuestra identidad como pueblos indígenas, en nuestra lengua, en nuestra cultura, en nuestra espiritualidad, en el amor que le tenemos a la tierra y sobre todo en el amor que le tenemos a las plantas.

Decimos que no vamos a permitir que un tren perfore nuestro corazón, lo vamos a denunciar, y si finalmente lo van a hacer, pedimos que no sea en nuestro nombre.

Pedro Uc
Buctzotz, Yucatán

Renaciendo de la Madre Tierra

Estamos yendo más adentro de esta gruta. Mi papá me platicaba que cuando viniéramos a esta parte teníamos que guardar mucho respeto y sobre todo no hacerle daño, no ofenderlo ni con las palabras ni con el pensamiento. Él nos decía que no podíamos hacer algo que pudiera enojarlo, porque en este lugar están las personitas que no vemos ni escuchamos, pero sabemos y sentimos que existen.

Mi papá me decía que aquí es como si estuviéramos renaciendo de la Madre Tierra, porque estamos bajo la tierra, pasamos por este agujero como si fuera el canal de parto de nuestra madre naturaleza. El abuelito compró el terreno de arriba, nos dijo que teníamos un tesoro en el fondo del terreno, que teníamos que pedir permiso para que nos cuidara, presentarnos con el lugar, que supiera que nosotros respetábamos, que queríamos que nos conociera y que lo íbamos a cuidar y a proteger igual que él con nosotros.

Gruta Santa María, Homún, Yucatán

La granja porcícola: “pasaron por nuestros derechos como pueblos mayas”

En Homún se presentó el proyecto de la mega granja porcícola de la empresa Kekén, que hasta la fecha hemos parado y vamos ganando la batalla.

Es una granja que afectaría de manera contundente y rotunda a toda el área de los cenotes. Desafortunadamente no existe ningún lineamiento de parte de las autoridades, pasaron por nuestros derechos como pueblos mayas, pisotearon nuestro territorio y contaminaron nuestra agua.

Ellos no pensaron en el daño que a nosotros nos estaban causando y por eso nos levantamos en una organización que se llama Kana’an Ts’onot, que es un grupo de personas que son “Guardianes de los Cenotes”. Nos organizamos en conjunto con la población para tomar cartas en el asunto y llevarlo hasta los juzgados para que se escuchara la voz del pueblo maya.

Actualmente se habla del famoso Tren Maya. Si Yucatán ya de por sí es un horno y ya no se puede vivir con estas temperaturas, ahora en vez de plantar vamos a deforestar. ¿En dónde estamos cayendo? ¿Qué futuro, qué mundo les vamos a dejar a nuestros hijos?

Esto no es para ir a pedir permisos a la Madre Tierra o a nuestros ancestros ni a nuestros dioses. Ellos serían los últimos en decir que sí, que deforesten todo. Una prioridad de ellos era cuidar la naturaleza, cuidar todo lo hermoso que ya tenemos en Yucatán.

Carolina Ix
Colectivo Kana’an Ts’onot
Homún, Yucatán